Bueno, quizás esta entrada del blog suene un poco a "yo yo yo". Al fin y al cabo vengo a contar cómo empezó todo mientras creaba "Rosa Verde"... Pero es que, desde hace mucho tiempo me apetecía plasmar en texto la experiencia por la que un ingeniero informático acabó reconvertido en escritor de la noche a la mañana. Porque, ¿cómo comenzó todo? ¿Qué me impulsó a reconvertirme? Pues, fácil: un «Yo puedo hacerlo mejor»... solo que, SPOILERS: No pude. Pero la bola ya había comenzado a rodar... y rodó, y rodó hasta convertirse en "Rosa Verde"...
Un 20 de agosto —fecha que se convirtió en importante tanto en la novela como en mi vida—, me encontraba en una habitación de hospital sumido en el más terrible aburrimiento. Me acompañaban tanto mi e-Book como mi portátil en la infructuosa tarea de matar el tiempo, ayudados por la conocidísima saga de fantasía que, por aquel entonces, ocupaba mi tiempo de lectura... Y que fue la verdadera culpable de que todo esto empezara en mi cabeza.
Pero pongámonos en situación: Aún no había juntado más de dos letras en contar una historia —mi dirección siempre había apuntado hacia la ingeniería y las ciencias—, y sin embargo a lector profesional pocos me ganaban: desde bien joven me había gustado leer sci-fi y fantasía, aun cuando el verdadero detonante para ser un devorador de libros fue sin lugar a dudas hacerme con un e-Book:
«¡Ahora puedo leer todas las noches a la hora de acostarme, sin necesidad de una luz adicional y sin que el peso del libro sea un problema mientras que quedo tumbado!»
Así que los libros venían encadenados: Tolkien, Asimov, Rothfuss, Sanderson... entre otros cientos y cientos de autores que iban cayendo en mis manos a golpe de un solo clic sobre un aparato. Aún no lo sabía, pero había sembrado el germen que todo escritor en potencia necesita: ser un lector empedernido.
Fue entonces cuando, leyendo esta aclamada saga —de la que, en fin, no revelaré su nombre, pero son 14 libros y tiene serie en Amazon, ejem...—, apareció la fatídica frase:
«¿Cómo es posible que esto la guste a tanta gente? ¡Es una idea estupenda pero llevada muy mal a la práctica!: Una lectura densa, lenta, que aburre a cada página, que no avanza!... ¿Por qué lo ha hecho así? ¿Acaso no puede hacerse mejor? Sí, yo podría hacerlo mejor... Si yo cogiese una idea que rondase en mi cabeza, la podría convertir en una novela fluida y estupenda... podría..., espera, ¡qué demonios! ¡Tengo muchas ideas y me aburro sobremanera! ¡Voy a ponerme a escribir, sí, voy a ponerme a escribir mi primera novela!»
...Y como ya adelanté antes...: NO, no pude hacerlo mejor que Robert... uy, que ese escritor anónimo que jamás revelaré....
Porque a las malas descubrí que, escribir, está más cerca de un trabajo que de un hobby. No es como pasar una hora en el gimnasio sudando con la mente en blanco. No como salir con tu bicicleta pedaleando sin más, dando lo mejor de ti. No: Requiere concentración, planificación, estructuración... Antes de dejar impreso el primer carácter, se necesita de un inmenso trabajo detrás: La inevitable creación del guión —o escaleta, en su versión más profesional—. Todo ello lo aprendí después, claro está, pero en ese momento tan solo me puse a escribir.
«¿El qué?»
Bueno, registré varias ideas en Google Keep: Idea 1, Idea 2, Idea 3... Las revisé, y después de mucho cavilar, ganó la "Idea 6"...
La idea 6... Una escena que perfilé en mi mente, muchos, pero que muchos muchos años atrás. Una ensoñación despierto, tumbado sobre mi cama mientras hacía hora para salir.
«¿Qué pasaría si a una persona en el mundo, le ocurriera que...?»
Bueno, no os la puedo contar sin destripar el final, claro está..., pero sí os diré que inspiró al capítulo 1:
«Un incendio. Una persona atrapada... Un superhéroe en un mundo donde no existe tal cosa... Y que cuando está a punto de culminar su hazaña...»
En fin, podéis leerlo aquí vosotros mismos, conocedores de que fueron las primeras palabras de un escritor en ciernes... el cual, tras 2 años y 3 meses, culminó su primera obra: La incierta historia, del atípico y quizás no tan superhéroe, Rosa Verde.
Añadir comentario
Comentarios